Porque lo que no usamos se pierde, y el cerebro no es la excepción. La estimulación cognitiva no solo fortalece la memoria, la atención y la capacidad de resolver problemas, sino que también contribuye a rehabilitar y/o ralentizar el avance de distintas afecciones neurológicas, como el Alzheimer, el Parkinson, el ictus y otras demencias. Este entrenamiento para la mente ayuda a preservar las conexiones neuronales, retrasando el deterioro cognitivo y mejorando la calidad de vida.